Las virtudes las tenemos, vamos a divulgarlas
por Iker Martín
#unmundounasalud
El sector de la producción animal se encuentra en una situación económica muy favorable, puesto que las exportaciones españolas de carne han crecido, fundamentalmente por la expansión de la peste porcina africana (PPA) en China. La falta de carne en el país asiático ha revolucionado los mercados mundiales. Los productores, además de pensar en crecer, tienen que centrarse en reinvertir en fuertes medidas de bioseguridad, ya que la clave de continuidad de un sector cárnico como el español, que depende en más del 50 % de las exportaciones, está en extremar las medidas de bioseguridad.
Pero ¿seguirá aceptando la sociedad del siglo XXI los sistemas de producción actuales? ¿Realmente el sector tiene mecanismos y fundaciones para contrarrestar política y jurídicamente los ataques de organizaciones animalistas y para comunicar adecuadamente?
Por ello queremos plantear en este artículo las virtudes del sector con el fin de divulgar información con connotación positiva que, a través de diferentes plataformas, herramientas y organizaciones consiga llegar al consumidor final.
El sector de la producción animal en España se ha convertido en uno de los referentes mundiales en bienestar animal, por ejemplo, en porcino. Se ha mejorado exponencialmente el proceso de producción, pero sobre todo en lo referente a instalaciones ganaderas. También está muy influenciado por la adaptación tecnológica en las explotaciones, la bioseguridad y la reducción de antibióticos. Un ejemplo es el sello “COMPROMISO BIENESTAR CERTIFICADO”, que implica cumplir con el reglamento Técnico de Bienestar Animal y Bioseguridad INTERPORC ANIMAL WELFARE SPAIN. Este sello, que ya avala a más del 60 % del sector porcino, certifica el esfuerzo que el sector hace por informar a la sociedad de las bondades de la ganadería y del bienestar y la sostenibilidad del mismo.
En el sector agroalimentario se entiende por trazabilidad la capacidad de rastrear un alimento, un pienso, un animal productor de alimentos o cualquier sustancia que vaya a ser usada para ser incorporada a ellos, a través de todas las etapas de producción, elaboración y distribución que forman la cadena alimentaria. La trazabilidad es, por tanto, una herramienta fundamental para garantizar la seguridad de los alimentos, así como la sanidad de las personas y los animales.
En las granjas, los niveles de bioseguridad ya son muy altos, aunque hay que reforzarlos, sobre todo con las importaciones de ganado. Aunque pueda haber oportunidades económicas, como la oferta de lechones más baratos, todo lo que se importe debe hacerse extremando las garantías sanitarias. Otra de las claves del éxito del sector es la colaboración entre las empresas, los ganaderos y los veterinarios de la Administración.
Otro de los factores claves de este punto es la mejora en sanidad animal respecto a la reducción del uso de los antibióticos. La Adaptación al PRAN – Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos, junto con la receta electrónica veterinaria, ayuda a asegurar la correcta utilización de los medicamentos veterinarios, lo que garantiza la trazabilidad de la prescripción y facilita el cumplimiento de la legislación a veterinarios y ganaderos. Se asegura así a los consumidores, usuarios y, en definitiva, a todos los ciudadanos, el acceso a una salud pública de calidad. #UN MUNDO,UNA SALUD. La carne nunca ha tenido tantas garantías sanitarias como las que tiene ahora. El consumidor español puede estar totalmente seguro de que la carne producida en España está libre de residuos de antibióticos.
Los purines bien gestionados son un abono natural que reduce el uso de abonos químicos. Tenemos que ser responsables y establecer medidas encaminadas a reducir el impacto de su mala gestión, como las que ya han adoptado algunas comunidades (Cataluña) que han impedido el crecimiento de granjas en zonas especialmente vulnerables porque el índice de saturación de los purines es muy alto. El sector está reinvirtiendo los márgenes actuales en generar eficiencia individual, pero siempre basándose en una sostenibilidad colectiva y respetuosa con el medio ambiente. Los resultados de esa apuesta por un modelo sostenible son tangibles: el sector porcino español, por ejemplo, ha reducido en los últimos años un 47 % las emisiones de amoniaco por kilo de carne producida y un 54 % las emisiones de metano por kilo producido procedentes de la gestión de estiércoles. Además, gracias a la fuerte concienciación en esta materia, se ha conseguido reducir hasta un 30 % el uso de agua por cada kilo de carne producido.
En muchas de las empresas del sector se están produciendo cambios a favor de los empleados garantizando empleos de calidad, con unos programas de formación y desarrollo profesional que hacen mejorar la seguridad y la salud de todos ellos y favorecen la conciliación de la vida laboral y familiar. Muchas organizaciones se suman también al compromiso social de la incorporación de personal, donde la inserción laboral crece y supera las cifras de los últimos cinco años. Todo lo anterior asegura un desarrollo económico y social del medio rural y garantiza la vertebración del territorio y la fijación de población en la España vaciada basada en el aprovechamiento y gestión de los recursos naturales de la zona.
Centrándonos en este caso del sector porcino, aunque el precio del pienso se incrementa, lo cual hace que los costes en alimentación vayan al alza, la rentabilidad del sector es muy alta. También el alojamiento más la gestión (integración) e incluso los fármacos tienden a subir. Tampoco la conversión de este alimento se encuentra en su mejor momento. Podemos decir que se estanca, sin llegar a descender. Únicamente los precios de venta se encuentran en una situación muy favorable que hace que el margen de rentabilidad sea tan elevado. Pero no olvidemos que es un margen muy volátil y que depende en gran parte del precio favorable. ¿Hasta cuándo?
Pocos o, mejor dicho, ningún sector de la economía está sometido a los rigurosos controles sanitarios en toda la fase de producción a los que se somete el sector de la producción animal. Desde el inicio de la cadena, el veterinario es el actor principal que garantiza el cumplimiento de las normativas en sanidad, bioseguridad e higiene, buenas prácticas, bienestar animal, medio ambiente, etc. en las explotaciones ganaderas. Muchas veces está sometido a duplicidades en el sentido de que encontramos veterinarios privados, como de la Administración, que velan por la seguridad y salud tanto del animal como del consumidor. En las fases de procesado y distribución de los alimentos también juegan un papel fundamental, que pone en valor la calidad del alimento que demanda, cada vez más, la sociedad del siglo xxi.
Se merecen una especial mención las tecnologías que están aportando soluciones innovadoras a las necesidades no cubiertas en la gestión de los animales. Así veremos cómo las redes sociales, el big data, la nanotecnología, los sensores y la impresión 3D están generando innovaciones que transformarán el mercado de la salud de los animales. Actualmente, los sensores proporcionan información en tiempo real de sus animales de granja, como las vacas, desde información del ordeño (hora, tiempo, producción, flujo de leche, conductividad, etc.) hasta información sobre la actividad del animal como nivel de confort, posibles enfermedades, celos, etc. De este modo, la tecnología ayuda a los ganaderos a mejorar la calidad de vida de sus vacas. Estas prácticas son especialmente relevantes ahora que los consumidores finales demandan alimentos sanos que se hayan cuidado con una determinada protección, bienestar y medidas higiénicas y que se hayan medido con certificados de calidad.
La producción animal es uno de los sectores con las normativas más avanzadas y exigentes del mundo en materia de seguridad alimentaria, reducción de antibióticos y bienestar animal, que garantizan alimentos en cantidad suficiente y a precios asequibles para la sociedad.
Todas las virtudes mencionadas anteriormente no serían viables sin una estructura que ayude a llevar a cabo todos los proyectos que permiten el desarrollo y la pujanza del sector. Por ejemplo, El Sistema BDporc® es un servicio destinado al sector porcino español. Uno de sus objetivos fundamentales es proporcionar información de referencia a las empresas de producción como elemento de ayuda en la toma de decisiones. e-Bdporc® constituye un sistema electrónico de acceso al BDporc que proporciona servicios de acceso a través de internet y un conjunto de herramientas de ayuda en la toma de decisiones en el ámbito de la producción porcina. La Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (ANPROGAPOR) es una entidad sin ánimo de lucro que representa y defiende los intereses de los ganaderos de porcino en España. También podemos contar con estrechas colaboraciones entre universidades y asociaciones de veterinarios que en definitiva consiguen vertebrar todo el potencial desarrollo del sector. La Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca (INTERPORC) es una entidad sin ánimo de lucro en la que se representan a todos los sectores de la cadena de valor del porcino de capa blanca: producción, transformación y comercialización. Se trata de la organización interprofesional más importante del sector cárnico por el volumen de la producción porcina de nuestro país.
En definitiva, el sector cárnico español tiene motivos para sentirse orgulloso de un modelo sostenible que es referente a nivel mundial, pero también debemos ser conscientes de que la sociedad cada día nos exige más y, como sector líder, debemos anticiparnos y responder a los retos de futuro, entre los cuales factores como el cuidado del medio ambiente y del bienestar animal juegan un papel importante. Tenemos que seguir avanzando y mejorando en estos y otros aspectos para seguir siendo un referente a nivel nacional e internacional.
FUENTES.:
MAPA, UAB, AVPC, INTERPORC, ANPROGAPOR, ROTECNA.
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